¡Descansa en paz, te digo!

Y qué si mis sueños desfilaran frente a mí, cada uno con una letra en las manos y todos juntos diciendo que espere, proclamando cuánto es necesario que mi alma repose...

Sé dónde están las fuentes del descanso, mi cuerpo aún no ha sabido cómo quedarse a dormir ahí un rato; eso es lo que contesté a cada uno de ellos, pero no pude detener su marcha. Supe entonces que nunca más los volvería a ver si no aprendo a dejar que la paz haga lo suyo, a detenerme y no esforzarme por mostrar lo que en verdad nunca he sido. "Descanso", "reposo" nunca estuvieron en mi diccionario, y por más que escarbo en mi espíritu puedo encontrar definiciones, pero no las mías; será por eso que los músculos de mis brazos tienen tantas bolitas.

En el reposo está la belleza, algo así leí el año pasado y creí haber entendido, pero mis sueños, todavía estaban sentados junto a mí, y no me lo habían explicado. Ahora tengo que dar un paso más para confiar en lo que no veo; tal vez cuando aprenda la sabiduría del descanso me transforme y nunca más regresen mis sueños, pero siendo nueva cumpla otros mejores.

"Tal como estoy... más... las mil razones que te doy..."

Con el universo en mis manos por seguro

te amo

si el mundo entrara en un estado de oscuridad

que pareciera infinita

te amo

la galaxia de tu voz

desde mercurio

hasta el último rincón,

lo nuestro


Tu canción es mejor que lluvia dulce

esto es más que estar completa

y ver proyectado en la luna lo que sientes por mí

lo que siento por ti

No te amo tan solo porque el cinturón de tus estrellas rodea mis hombros

me completas con fuego

fuego más profundo que el sol,

ni te amo sólo porque

estoy de pie sobre un desierto

y tú vacías las arenas de mi soledad


Es sutil el canto de las galaxias

es un caracol en el fondo del mar

me basta beber las notas

no te comparo con los astros

en la noche

tú guías mis sentidos

mejor morir que olvidar cómo leerte

pero no es sólo por eso

ni porque el mundo sí es vacío, sí es oscuro,

per tú las partículas de mi aurora


No te amo sólo porque

sin el mapa

sabes navegar los años luz de mi alma

la conoces y aún sigues conmigo

tu pronóstico en mis nubes, mis grados y fuerza

se cumple

ayer, hoy, mañana, mañana

contigo siempre es bueno


No te amo sólo porque eres el único

tu fuego avanza delante de mí

destruyes cualquier enemigo

me nombras con nombre real

pero no es la única razón

ni lo mucho que sueñas con ver desde lejos la tierra a mi lado

ni porque sólo por ti

me siento en verdad segura

bañada en belleza

soy contigo alguien que vale tu esfuerzo,

y es real

y es hermosa...


No te amo sólo por ser tuya

yo estoy tan lejos, y en ti lo necesario,

he intuido y comprobado que tú me imaginaste

me conoces desde antes

soy

y te gusta

Mi escudo en el torbellino,

no te amo sólo porque eres la vida


Levanta mis ojos a lo interminable

tu fuerza es mi descanso

tú, la playa en el silencio de mi almohada

tus palabras nuevas disuelven

mi verguenza del espacio vacío

otra vez,

y mi día en la tierra

es soleado contigo


Rehaces los pedazos de mi mente

Tengo el corazón en un constante amanecer,

hoy y mañana, y mañana

no hay más medida de tiempo

no te amo sólo porque

con tu música me justificas

ni porque eres mi Dios,


Lo siento más allá de saber

lo sé más allá de sentir

me haces bien

y te amo

para eso existí del polvo en las estrellas

por eso vivo

y vivo en ti.


Ana Lucía M. M.

Fuerte soy

Proclamen esto entre las naciones, proclamen guerra, despierten a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjen espadas con los azadones, y hagan lanzas con las hoces; diga el cobarde: >>¡Soy un valiente!<<
Joel 2:9

Me gusta estar en guerra y saber que ya ganamos

Estar solo al principio del final

Es tener hambre en el vacío, probar la ausencia y saber cómo alguien No puede llenarte porque ya no está, porque de todas maneras nunca hubiera podido porque nadie llena lo que se siente vacío y que está ahí para ser llenado... y aparece el único que puede llenarlo porque no es alguien, es Amor sin condición, derribando la certeza negativa de mañana, alimentándote con una semilla que muere en la tierra de tu estómago, tú mueres con ella antes del alba y luego vuelves a nacer. Cuando despiertas y crees que todavía hay culpa, una carta llega a tu correo, dice que ya la pagaron, el pasado se ha vuelto nieve. Hoy es primavera y verano con el río que corre a tu lado, tú eres un árbol verde que da frutos cuando llueve, cuando no, das frutos que nunca habías probado y enmedio de ti está el fuego que te eleva de noche y funde tu luz con la de las galaxias, y al rededor de ti está el que sí te ama aún sabiendo más de lo que tú puedes recordar, sabe lo que hiciste y lo que harás, y no importa, aquí sigue y sólo quiere que lo puedas también amar porque tú eres su persona especial, y ya nunca estás solo y no sabes como explicar que todo puede ser hermoso después de lo hermoso, que todo puede estar compuesto después de haber sido gris, que todo puede saber bien después de que estuvo podrido, y ya No estás solo desde hoy, y ya alguien está junto a ti y su brazo te da paz, su mano toma la tuya. Eternidad son todas las estaciones de frutas, oro y sol que todavía no conoces y que, por lo poco que has visto, tu mente no puede pintar. Pero tus ojos lo van a ver, la música de una nube, tus oídos lo van a oír, el color más intenso.

Todo es muy rojo

México, Él, Irlanda, Él,
India, Él, Hawaii,
Él, Actuar,
Él, Cantar, Él,
Música, Él, Cine,
Él, Sueños, Él, Libertad, Él, Imaginación, Él, Vivir,
Él
*
mí . yo * Él

Sabores

Cartita en post it de corazón (Krispy Cream)

un chutazo aplastado que derramó su rompope dentro de mi bolsa (no la he lavado)
Más chocolate... kisses de chocolate amargo (fallidos)
Chocolates redondos con menta (en bolsita morada)
Panditas Zombies y en abundancia (pegados en la ropa)

Cartitas que no recibí (mensajes sí)

Enchiladas para el desayuno (con protozoarios)
Pasta (y crepas al licor de naranja)
Nachos con queso (en el cine)
Jocoque en panes pequeños o panes de pizza con salsa de tomate (muy cerca)

Cartas que estoy aprendiendo (a entender)

Lo que [no] te dije. (Esto es cursi pero lo siento y lo tengo que escribir)

Nunca entraste a mi blogg, no sé por qué, pero espero que algún día lo hagas y sepas...
Que lo que tú tienes, es hermoso para mí, también lo que sea que tal vez para el mundo podría llegar a parecer imperfecto y que en realidad No lo es. Yo lo sé, todo en ti es maravilla porque es tuyo, porque está en tu persona, porque eres tú y todo tú me gustas, no hay otro que lleve tu voz, ni tu cuerpo, ni tu alma.
Y me encantas en cada parte.
Nunca me había sentido así por nadie, ni me gustó nadie más, te preferí a ti por todo; por lo que veía y lo que no.
Aunque ya no estés. Aunque lo haya dicho mal. Te veo, te recuerdo y es verdad.
Todo lo que hice por ti y contigo fue cierto, desde el primer día en que hablamos y el segundo en que supongo intuí la sensación de tu barba en mis caricias.
Voy a dejar esto atrás porque te amo y más me vale no volver a querer arreglarlo yo, me volvía tan torpe al hablar contigo por lo mismo por lo que me pongo torpe cuando te veo. Ahora que no estoy así porque no estás cerca, puedo decir que en realidad las dudas contigo estaban fuera de mi vida y que nada me hacía tan feliz (eso ya está siendo arreglado), que lo más horrible que podía llegar a pasarme era lastimarte o estar lejos de ti.
Tal vez lo nuestro no vuelva a ser, tal vez sí y mejorado, Dios sabe y Dios sabe mejor, también sabe por qué no debía ser en este momento. Sólo escúchalo y cree aunque lo que diga suene difícil.
Ahora descanso.
Porque confío, por fin puedo acordarme de nosotros y volver a sonreír.

Es diferente a tener una historia triste y alegre

Si decidiera quedarme acostada en mi cama, pensando en lo bueno que sería... no sé, cualquier cosa, como volver a vivir de la mano del pasado continuo, repetir cada sonrisa en cada café, imaginarlo afuera de mi puerta, pasándose las manos por el cabello que después yo tocaría... podría perder el ritmo y volverlo una linea de ausencia sin esperanza. Por eso me levanto cantándole a alguien que sí me escucha.
Quien es tragicómico en ocasiones pasa por días difíciles, tengo llamado, tengo destino positivo -gracias Dios-. También tengo obstáculos.
Obstáculos, como la mañana en que pensé en el pasado y quise llorar -a veces lloro, a veces quiero y otra vez no puedo- hay obstáculos, como la noche en que fui al cine y pensé que el pasado era mejor y que podría haber ido conmigo, o cuando me sentí sola a pesar de que no lo estaba, el pasado ha hecho llorar a mi mente más de una vez. Hay también obstáculos no-románticos que quieren habitar mi pensamiento, pero también hay Escudo y espadas que les impiden anidar.
Hay destino. Cada vez que amo al que ya no está conmigo, cada vez que decido pensar diferente y perder el dolor, en lugar de lloriquear, doy un paso hacia mi destino, a veces no tengo fuerza y lloro -o pienso azotadamente- entonces mi destino me abraza, me escucha, y pone los pensamientos tranquilos que yo sola no pude tener.
Entiendo, mi destino está vivo y es la razón de mi voz, mi destino es la Verdad, mi destino es la Vida, y ni siquera puedo hacer esto yo sola, pero confío en que lo tengo escrito en mí, me da fuerza, me quita el temor, por eso decido caminar sobre él como si pudiera verlo.
Mientras más conozco a mi Destino, más esquivamos juntos cualquier obstáculo. Sí, soy la novia del Héroe, su princesa, pero estoy afuera del castillo, peleando junto a Él.
Y ya ganamos.

Cinnamon´s gone baby, Cinnamon´s gone

Qué ganas poderosas me dieron...

De dejar de decir demás decisiones, destinos, desarrollo, delirio demandante, de dejar de desear dedos describiendo deseos, demás desastres detonados desde dentro deste desmentido, delgado despertar.

...dije, me podría gastar Querer.

No escribí en todo este tiempo-antes-de-lloriquear, porque sólo había tiempo para saberme dichosa en los brazos de Canela, quien está ahora muy gone.

(Adiós Canela. NO me permito este breve momento, No patrocinado por kleenex, para decir lo que por torpeza No me permití decirte, ni cercanamente articular, al final. De todos modos no lo leerías.)

Sí, Lector, tuve Canela segura en mi corazón, pero claro "todos tienen a alguien gone", algunos otros, gore. Seguro no lo lamentas, ahora bien, calla. Y si quieres, disfruta conmigo del presente.

Frutillas en la noche

Dormirse a las cuatro es pasar por varias etapas, en la primera debes resistir a todo aquél que te quiera molestar, ya sea directa o indirectamente. Te distrae tu progenitora, tu tía, el teléfono y quien quiera que te rodee, por eso existen las puertas y deben permanecer cerradas en tanto que el estudiante se encuentre iniciando su viaje al interior del insomnio; no contestar el teléfono, a menos de que sea alguien deseado quien te llama, y sí lo hay (sonrío), pero en ese caso el suplicio noctámbulo se te aparece como musa con frutillas en canasta...
Despúes los menos raros de la casa se van a dormir, y crees que ya eres libre de todo distractor, pero esa es la segunda hora, tomar en cuenta que las horas de la noche NO se miden en sesenta minutos, es la hora más larga y difícil, si se halla en ella la victoria, se llega a ser dueño y señor del dolor matutino de abandonar la almohada, pero mientras tanto, el sonido del sonámbulo o del supuesto desvelado, te estremece; cabeceas sobre Zama, de Antonio di Benedetto, o babeas sobre la novela que estés leyendo, no cabe en tu mente la idea de tener que hacer todavía un cuento, arreglar un poema y esccribir monólogo y retrato; este momento más doloroso, es ciertamente solitario, porque la musa frutilla se ha ido a la cama (y ni en tu casa, más bien en la suya, muy lejos), y sabes que el frío ya no te mantiene despierto, entonces duermes cinco minutos que pueden ser mortales, que pueden reirse de ti cuando despiertes a las seis de la mañana, o los superas para despertar creyendo haber dormido quince y no cinco, con la victoria en tus mejillas.
Ya estás dentro de las profundidades del dolor, conoces tu paradigma y lo aprovechas para el mal, seguir privando a tu cuerpo del sueño; comienzas las próximas tareas con los vagos recuerdos del aroma a frutillas (o en mi caso no de frutillas, sino de canela, tomillo y clavo), su ausencia te incita a escribir un ensueño que después, en la mañana, será corregido con pluma sobre el texto impreso, pero la noche es tibia aún a los ocho grados porque ya no sientes nada, solo persiste el impulso mental de seguir escribiendo, tu cuerpo enjuto sobre la silla, vampiro al sol, y tus manos teclean, tecleando, teclean el transitar imáginativo; ya no hay falsos nocturnos, has superado a todos y eres el mago de tu noche, ya mañana se podrá discutir el tema con dolor durante el desayuno, pero tus ojeras te llamarán triunfante, aunque todavía te falta terminar alguna tarea. Pero escribes en el blog para inspirarte, notas que el tiempo se marchita como una flor arrancada y puesta sobre el pavimento.
Lo mejor es la hora del sueño, te acuesas pensando que dormirás más de dos horas, a salvo del frío por algo más pesado que tu adormecimiento. Escondes la cara bajo la cobija. Cierras los ojos. Los abres. Ya es de mañana.

Ropa...

Mi cuarto está regado, y no precisamente por la lluvia que ya inundó la ciudad, sino por la ropa sucia que no lavé por estar sacando más ropa (limpia) que durante horas, traté de combinar. Y para qué el alboroto si siempre termino poniendome lo más cómodo y tennis, hoy me puse los rojos por cierto.
Ahora tengo que lavar trastes y me quedan quince minutos antes de que llegue el susodicho, aquel por el cual me tardé tanto en la contemplación de mi ropa. Y para qué perder el tiempo así, si use lo que use, él me va a mirar igual que si yo trajera la ropa más costosa y zapatitos altos.
Después de lavar los trastes, cuando él llegue, voy a ver cómo se contraen sus pupilas con el sol, y a sentir cómo se acerca a mi cabello. Hoy no está lloviendo y mi cuarto va a seguir regado, pero yo estaré ya muy lejos, con él, tomada de su mano.

Una película de las madres

Antes no significaban para mí nada, ni los girasoles, ni las chocoretas, un evento los ha redimensionado, y no puedo dejar de pensar en eso mientras trato de buscar cada etapa en El gato de Juan García Ponce. En lugar de hacerlo prefiero bañarme, y prefiero escribir de esa película con una mujer rubia a la que todo le sale mal.
Qué error atribuírle el desorden de su vida a ser madre, por cierto, aquel personaje siempre tenía tiempo para escribir algo en su blog, hasta que uno de sus hijos la apuraban para dejar de hacerlo y ella ni dudaba en publicar la entrada y cerrar su compu. Dos horas viendo tal desastre, me hicieron pensar si realmente sufren tanto las mujeres por tener hijos, o si realmente alguna clasemediera normal podrá tener todo listo y jugar con ellos en la tarde.
Cuando yo trabajaba en el kinder, a la hora de la salida, deseaba ser una de esas mujeres organizadas y perfectas que sólo recogían a su niño y lo llevaban a casa. Había una pareja joven que vendía gelatinas, él era rubio y ella morena, su hija era hermosa y en ellos se veía cuánto disfrutaban estar así, juntos, y yo siempre desde la puerta los miraba alejarse, se alejaban caminando.
Antes de trabajar en el kinder deseaba nunca tener hijos, pero salí de ahí queriendo ser madre, no por lo que ví, porque ví que no es fácil, pero sé que hay algo más profundo que ser organizada y sonreír con tu hijo perfecto en el auto.
Sé que aún falta mucho y que no es fácil, pero NO me asustan los testimonios ingratos de tantas mujeres, ni me animan las películas, sólo sé de dónde vienen mis fuerzas y que aquí se han roto todas las cadenas de generaciones pasadas, a partir de mí hay algo nuevo, yo quiero verlo y vivirlo cuando llegue el momento.
Hoy ni casada estoy, pero sí me divierte pensar en cómo se llamarán mis hijos. Mientras tanto hago mi tarea, y lo único que me apura a dejar de teclear a esta hora, es el calentador en la cocina, que va a explotar si no lo apago.

Hojas

Piel de mi sueño eres real
aroma
de lluvia y sol en el camino
recorres
con esa huella de tu aliento
los pasos
el hombre al que siguen mis hojas
eres tú
silencio, un nuevo comienzo.

En el 2008 dije

En el 2008 para la clase de Eduardo Casar (por cierto qué maravilloso profesor, me gusta que haya sido mi maestro) escribí esto a lo cual le he realizado un ajuste:

Me gusta…

Me gusta cantar con sentimiento cuando no hay nadie, me gusta llorar por el sonido de un violín, la luz del sol de las cinco de la tarde en mis ojos, ver a mi papá descalzo pintando sentado en la alfombra, el seseo de la voz de mis alumnos de kínder y la manera en la que cierran los ojitos cuando describen algo. Me gusta el morado, mis tenis vans de cuadritos pero más los que me regaló mí hermano, me gustan los tréboles, deslizar una pluma negra sobre cualquier superficie suave sobre todo si es piel o papel. Me gusta mi nombre y mi apellido, las cosas con brillitos aún que me da pena admitirlo, los brincos que dan las aves al caminar, las cerezas. Los hombres mayores, derechos, de cabello blanco, ojos limpios y que me vean con sutil galanura; me gustan los anillos con mariposas y que mis alumnos los vean y que a su vez les gusten.

Me gusta la voz de Cazar y también la de Serrat, las sonrisas con brackets, los hombres tímidos y con carácter, los salones con la luz apagada, Cold Play, el amor eterno e inagotable de Dios, esforzarme y lograr llegar temprano, escribir sin respetar el pautado del papel. El cabello limpio de los hombres. Las pecas, el helado de yogurt con chispas de yogurt, el cuello en la parte de atrás debajo de las orejas en los hombres. Me gustan los músicos, el acento irlandés, los sonidos de frecuencia baja, que las manos de la gente sean casi tan importantes como su rostro, los directores temperamentales, los directores argentinos, que la luz del sol entre por la ventana cuando hace frío, pararme ahí y sentir un poco de calor, me gustan los dibujos de ositos, me gustan los hombres, las cicatrices y sus historias, que crujan las manzanas, los gatos negros y su elegancia, me gusta eventualmente no poder evitar reírme de algo que hagan mis alumnos de lo cual supuestamente tendría que enojarme. Decir el nombre de las personas cuando las veo y platicar con Adris de cuando Lupe, ella y yo íbamos en secundaria y de todo lo que ha pasado desde entonces.

Me gustan las gelatinas y el gerber, los hombres con barba, dar consejos, el elote, no tener que lavar nada de ropa por que todo está limpio, strawberry fields forever, desechar lo que ya no me sirve o que ya no uso, sobre todo si es ropa. Me gusta la melancolía esporádica, mis piernas, contestar el celular y que sea mi hermano el que está del otro lado de la línea, creer que ya es tarde y que sea temprano, no sentirme sola aunque no esté con nadie, poder estar a gusto con alguien en silencio, no contestar el teléfono, tener esperanza, la espuma del capuchino con mucha canela, cantar fuerte y también bajito, no decir nada, el sonido de las máquinas de refresco, las telas de algodón, reírme, los Beatles, disfrutar perdidamente del cine, ir en el coche camino a Papantla y que el viento me despeine, que me valga y que poco a poco el aire tenga más textura. Me gustan las fotos de Sydney Australia, platicar con las cocineras a las que nadie les hace caso, hablar como papanteca, que algún alumno me hable en inglés aún que lo haga mal, Van Gogh, la Luna, llorar con un sentimiento de desolación en el cine por algo que solo ahí es real y que nadie me vea.

Me gusta quitarme el uniforme de maestra y ponerme unos pantalones cómodos aún que después me los quite para vestirme e ir a SOGEM. Me gusta saltar una cadena que hay cerca del kínder, los paraguas transparentes, meter mis dedos entre el cabello suave de un hombre y jalarlo hasta que él grite o quizás un poco más, a veces un poco menos, generalmente tengo que resistirme para no hacerlo pues me veo tentada a cada momento. Me gusta poder disfrutar de los gritos de mis alumnos en la clase de deportes cuando la responsabilidad es de ese maestro. Hacer sonreír a una persona jetona, la palabra púrpura, entrar al salón y que mis niños corran a abrazarme las piernas gritando ¡Miss Ana Lucía! Y que Aline haya decidido decirme Miss Anita. Me gusta la hora de la salida porque puedo estar un poco más relajada con ellos contándoles cuentos que inventé en el momento y que se sorprendan y me pidan más historias, me gusta la hora de la salida porque puedo platicar o jugar con ellos un rato. A veces sólo los veo y me paro donde da la luz del sol.

Me gusta incomodar a la gente desagradable, el café, el cine francés, el crujir del vidrio, el ruido de los coches en la carretera, cantar en el coche, estar con mi hermano, reírme de estupideces con mi mamá y que mi papá no sea sentido, que Elisa me entiende, dibujar tréboles, actuar, la gente extraña, entender a los demás, el póster de la película Amélie el cual tengo pegado en mi cuarto junto a uno de Astro Boy, debajo de la foto tomada hace tres años donde estamos Lupita, Adriana y yo que está abajo del poster de los Beatles, el cual está junto a una litografía de Gustav Klimt. Leer, despertar temprano y tener tiempo sola y para mí, me gustan los marcianos, Jane Austen y el aroma de la vainilla sobre todo en el mercado de Papantla. Esta semana me acabo de dar cuenta de que me gustan los perfumes. Me gusta saber que para Él soy hermosa, especial e importante y que no necesito de nadie más. Me gustan también los dibujos de bailarinas y recordar que de niña quería ser Chun Lee. Me gusta la sonrisa de gatito de Teodoro, me gusta que me gusten tantas cosas que no pienso escribirlas y que sean más que las que no me gustan. Me gusta despertarme sin el despertador y me gusta no poder tener todo lo que quiero y saber que si quiero algo puedo esforzarme por alcanzarlo y que no por todo puedo luchar y que sé que me gusta sentir un deseo porque me hace avanzar.

Y Ahora ¡Taraaaaaan!

Y Ahora ¡Taraaaaaan!

Me gusta 2010

Me gusta…

Me gusta cuando él hace la cabeza hacia atrás y puedo ver sus labios entreabiertos; mis pantalones de franela, los de ratoncitos y los verdes; lavar la ropa a mano mientras canto, estirarme y sentir lo flexible que soy, bañarme antes de las dos, la luna cuando se ve mucho más grande de lo normal; me gusta la voz de él y sus palabras, que se acerque a mi cabello; ir al cine y compartir una película con todos los que están ahí sentados, mi abuela al bailar moviendo los hombros y su mirada azul coqueteando, el primero de Enero, el 27 de Julio; me gustan los ojos de él, sus pupilas, su piel tan perfecta y morena, poder escribir que me gustan su cabello, sus ojos y su piel y que los tres son diferentes tonos canela; escribir a mano con la pluma deslizándose y las letras dibujando un nuevo sentido en el papel, ver zapatos morados en los aparadores; la elegancia de los gatos cuando caminan, cuando se lamen y estiran las patas; las mariposas en donde sea y más que nada si vuelan junto a mí, los gatos desconocidos que se portan amistosos, los gatos amistosos que se portan desconocidos; me gusta sentir el cabello de él, tenerlo entre mis dedos y no lastimarlo, pensar que tal vez le gusta cómo se siente, quedarme con ganas de sentirlo más; me gusta cuando Dios me habla de forma clara y yo lo entiendo; me gusta un solo guitarrista y más me gustan sus manos, me gusta nunca antes haber visto unas así; los violoncelos, la noche, el teclado de mi computadora en mis dedos, correr, llorar, reír tanto que no pueda respirar hasta que grite, las sudaderas con gorrito, las chamarras con gorrito, las bufandas que no son bufandas pero tampoco chalinas, el olor a coco de los bloqueadores solares, comer con las manos, las mañanas, la sinceridad de mi papá, la fuerza de mis amigos; la fuerza de Dios en mi debilidad, todo lo que Dios hace porque es perfecto y hermoso lo entienda yo o no, su amor y la forma en que me cuida como hija, como amada, como amiga, la libertad que me da y cómo me enseña a tomarla, lo amo y quiero vivir siempre con Él y en Él; ponerme los tenis sin tener que desamarrar y amarrar las agujetas, dejar las agujetas de los tenis medio flojas para poder ponérmelos y quitármelos así nada más, haber llegado a esta ciudad, la construcción/destrucción sobre Zapata-Félix Cuevas que está tan ciber-punk; me gusta que él escribe mensajes de una forma en la que no les voy a decir a ustedes, las extremidades de sus labios, su risa cuando está nervioso, pensar que podría llenar esto de cosas que me gustan de él pero que me las guardo y que algún día se las diré a él, pero no le diré todas, al menos no al mismo tiempo; las diferentes tonalidades de verde juntas, que La Maga se llame Lucía, que Serrat haya escrito Lucía; la escena de la Aldea en que la protagonista espera a su Lucius con la mano extendida, hasta que Lucius llega antes que el peligro, la toma, está ahí con ella, entran a la casa y la música es una explosión de cuerdas; que una película me sorprenda, darle golpecitos al latón con mis uñas; me gusta la barbilla de él, cómo se ve tan guapo de traje, cómo se agarra el cabello con las manos y cómo me dice…

También me gusta escuchar a mis amigas, hacerlas sonreír; haber conocido en la secundaria a mi hermosa amiga, cómo cambia nuestra amistad para bien mientras nosotras cambiamos; haber conocido a una amiga que habla los dos mismos extraños idiomas que yo, saber que no fue casualidad sino una respuesta; mis amigas y que sean todas tan diferentes, el yogurt de durazno de alpura y si no hay pues el de fresa, hacer vocecillas diferentes a la mía, mi voz (por fin), platicar con mi única alumna de inglés y que también es mi amiga, haber conocido una amiga en la escuela de escritores, platicar con un poeta en el súper. Sentir con mis manos texturas suaves, sentir con mis manos todas las texturas; me gusta sentir con y en mis manos las manos de él, y también su barba; la poesía de todas las cosas, los dibujos de gatos, platicar con la novia de mi hermano, que la hermana de mi novio sea mi hermana, la sonrisa de la nueva cocinera de mi abuela, las papas del bacalao, esas crepas de navidad que nunca he sabido quién las hace, tocar la ensalada de frutas y crema mientras la mezclo con mis manos; me gusta que él es más de lo que yo anhelé; ir a comprar litografías al centro, los bísquets con mermelada de fresa, las galletas, las caritas sonrientes en los mensajes y en las galletas, caminar rápido; Me gusta ver las fotos de él, extrañarlo muchos días hasta que por fin lo vuelvo a ver, también me gusta verlo mientras yo abro la puerta de cristal; pisar de una forma específica las calles empedradas, ni siquiera lo puedo explicar. Me gusta que mi hermano entienda todo lo que soy y saber que así me ama, ver películas juntos, platicar; las películas sobre escritores ya sean buenas o malonas, recordar y extrañar lo azul marino que es el que fue mi maestro de violín, tener sueño y dormirme; saber que Dios es fuerte y ser fuerte en eso, saber que Él me hace estar tranquila, poder tener paz porque Él así lo ha dicho; que me guste el que me gusta, que el que me gusta me ama, que yo lo amo a él; que se me está olvidando poner muchas cosas por tener tanto sueño, escribir de lo que me gusta, cantar mientras camino por la calle, cantar mientras trabajo, mientras bailo, mientras me arreglo. Abrir la ventana y cantar en mi cuarto, cerrar la ventana y seguir cantando, dejar de cantar si así quiero, hacer ejercicio sola; despertar con un mensaje de él o con una llamada suya, me gusta un hombre (de inicial J.A.), su nombre, que es hombre, que yo soy mujer; sonreírles a los niñitos en el autobús, escribir; escribirle a él. Me gusta saber que mi corazón está en las manos del más bueno y poderoso, que mi papá me escribe, mi ranita de peluche, la suavidad de mi ardilla de peluche, aceptar que tengo una rana y una ardilla de peluche, también un mini osito. Me gusta mi Dios y que gracias a Él también puedo ser libre, amar, vivir, y gustarme yo. Estar feliz, los panes con trozos de piloncillo, la canela, las usher de canela, las tazas; me gusta mi novio y decirles a todos que lo es y que me gusta, también todo lo que no escribí de él.

Me gusta lo que me gusta y que algunas cosas que me gustaban antes ya no.