La selva y el jardín

La selva y el jardín

Ambos son bellos.
Soy silvestre porque escribo como siento y me salen las palabras volando en el viento y dan vueltas, corren, exagerando su rumbo hasta lugares imposibles, sonando como sueñan. A veces son muy dulces, a veces son muy secas y raspan o cortan ¿por qué detenerlas? Si digo algo que empalague, la propia naturaleza literaria se va a encargar de hacer el más bello equilibrio y mis manos, mi mente y mi corazón crearán la más verde de las selvas, no importa si llegando a ser tan silvestre y tan salvaje, dé vida a flores, tigres, panteras, aves y enredaderas. Que vuelen las parvadas de mi imaginación por los cielos de mi mente que se extiende hasta el papel, estoy escribiendo por placer, por cantar, por dibujar en el silencio y dar la forma, pues mi selva es púrpura si la ves con el alma y verde si la aspiras con los sentidos, pero siempre es selva. Donde habito es cálido y hay frescura, es mi selva de la vida.

Y cuando acabo, sé que no viven todos en mi selva, que también escribo por ti y para todos, quiero que habites también en un lugar en el que sientas mi alegría, mi dolor y lo que hay en este corazón que palpita con fuerza cuando lee, cuando vive la poesía, aunque sea en ese espacio. Por eso quiero que poden mi jardín, si no mi selva. El jardín es el espacio inmenso que hay en mi alma para ti, y que duelen las tijeras y que duele atrapar al tigre y confinarlo a un espacio donde se volverá educado y (esperemos) perfecto, donde saludará al jardinero que riega las flores que corta la hiedra y arranca la raíz silvestre para que no abunden colores indeseables en la estética de los jardines, dejando sólo la pista de lo que fue. Pero también descansará el tigre bajo un almendro que despliega su belleza cuando es maduro y brillarán el árbol, el tigre, la flor y la hierba cuando yo aprenda a mantener mi jardín, aunque sude en el duro entrenamiento que es para siempre, mientras vivo también por siempre, en la eterna selva de mi exótico traspatio.

Ana Lucía Moctezuma Malacara

No soy nena

Mi vecino me dijo que me hago la nena; supongo que quizo hacerme algún bien.
Aquello me puso a pensar, y lo que menos quiero hacer es hacerme la nena; Sé que a veces soy tímida y a veces no, también debo admitir que a veces me enojo horriblemente y que a veces soy grosera, aúnque inmediatamente me siento mal y dicen que ni grosera fui, a veces soy linda y dicen que fuí grosera, y en otras ocasiones soy tranquila, coqueta, seria, alegre (sobre todo cuando tomo café, casi siempre).
Si soy tímida y lo expreso expresando poco y bajando el volumen de mi voz o subiendo su tono, ¿A quién le importa? Tal vez he tenido muchos problemas por mi voz y pocos lo saben, es aguda en ocasiones, en ocasiones no, en eso estoy trabajando por que me choca, a mi. Mucho tiempo traté de cambiar por los demás pero a nadie puedo tener contento por completo. Si la opinión de alguien me importa realmente y por completo es la de Dios, el único que sabe realmente quién soy, los demás que se olviden porque no puedo moldearme para tenerlos contentos, si cambio por ellos ni así les gusta, o a algunos les gusta y a otros no. ¿A quién le importa cómo es cualquiera si no es quien es con sinceridad? ser quien uno es sin lastimar a los demás.
Para qué criticar y estarse enojando con los de junto si podemos ser sinceros, y entonces saber quién es quién sin engañar. Yo ya sé quién soy, no lo sabía antes pero un día lo decidí y me sigo decidiendo cada mañana.
Estoy harta de que todo el mundo quiera hacerme creer que debo ser algo más que yo no quiero y que ni me gusta ni me llena, mis debilidades las conozco y no estoy sola en mi lucha por vencerlas. Las cosas que tienen que cambiar van cambiando con esfuerzo y valentía, a veces abruptamente, a veces poco a poco, y tampoco estoy sola en eso y tampoco lo hago por lo que diga el mundo.
Tal vez no soy tan cool y quizás soy más tímida de lo que todos creen, o tal vez en realidad soy mucho menos de lo que parece pero me aguanto ¿Qué otra persona sabe además de mí? Quiero querer a toda la gente, probablemente a muchos les parezca estúpido y más estúpido les parezca que quiera con más fuerza que a nadie a Dios, a mi qué me importa si les paarece estúpido, Él es el único que me toma y me ama como soy, con mis errores y vilezas (que son muchas), pero también con todo lo chido que me dio.
Cuánto deseo poder expresar estas cosas cada día y recordar que en realidad digan lo que digan sí soy especial y no porque lo crean los demás.

Días

Me llevas volando lento
Vivo sintiendo tu mano
Que lleva eterna
Silencio en cada respiro
Despierto, amo, pensando
En los años que ciegos
Te besan
En cada rincón de tus muchos y largos destinos
Me olvidas y aún te recuerdo
Camino sintiendo
Los nuestros, constantes latidos.

Lluvia

La lluvia que cae
No me moja en el silencio
De una prisión calurosa
Me separa una ventana
Que no abro y no por falta
Ni de fuerza ni deseo,
Me detiene aquel suspiro
Delicado de los sueños.

Ahora

Entra una suave luz
La ventana me reconforta al decir
Que ya son las tres de la tarde
Viviré esta hora de alegría
Que en lugares muy lejanos
Mece y susurra sueños al oído
Es mi tiempo de gritar
Que si no sé dónde estaré mañana
Por fin conozco y estoy
Donde quisiera hoy estar.

Mandarinas

En el súper ella escogía mandarinas de cáscara rugosa y grotesca. Ana tomó varias, notando que el interior era suave. De pronto en su cavilar toma una muy grande –perdón señor, le devuelvo su cabeza. Y el señor del segundo turno, sin mirarla, continuó acomodando las mandarinas en la caja.

PARA TI

¿Por qué escribir es adictivo? Si supieras que esto lo voy a escribir para y por ti ¿Qué harías?
Hoy me pregunté qué pasaría si me estuviera arreglando para ir al cine contigo y no sola, así que volé y en la puerta de afuera me estabas esperando. Iríamos al cine, después de ver una película se me antojaría comprar un helado en nutrisa. En mi mente me sentí muy bien
acompañada de tu silencio. Caminamos por la calle y el frío sólo nos hacía reír pues estábamos juntos. De noche se te ocurrió tomar un café y en algún lugar de coyoacán pude ver otra vez tus ojos y nuevamente se me olvidó fijarme bien en su color, tu expresión me llena tanto que no permito concentrarme en los detalles más allá de lo mucho que me gustas.
Eran perfectos el silencio entre tú y yo y la risa si decíamos palabras. Se te ocurrió comer algo, yo sólo te miré, no como nada después de las seis.
Como ya se hacía tarde subimos al metro, ahí en mis pensamientos me detuve y al imaginar mi cara percibí que estaría algo triste pues en la línea verde me visita algún recuerdo. Tú lo
notaste, aun que esa no fue mi intención. Luego de preguntarme igual que lo hizo una vez alguien, por qué estoy triste, yo sólo sonreiría y entonces un poco más de tus palabras me alegrarían.
Después de caminar juntos hacia la puerta de mi casa no recuerdo que dijiste ni tampoco que pasó. Solo recuerdo que entré muy feliz y me despedí por última vez a través del cristal viendo tu sonrisa, tu cabello y tus manos como cuando dices adiós. Al entrar a mi recamara la imaginación regresó a mi cuerpo y quise llorar por la soledad de ti, quise llorar porque estaba tan feliz y sé que contigo la realidad nunca podrá ser así como en mi sueño la viví

DÍAS

Me llevas volando lento
Vivo sintiendo tu mano
Que lleva eterna
Silencio en cada respiro
Despierto, amo, pensando
En los años que ciegos
Te besan
En cada rincón de tus muchos y largos destinos
Me olvidas y aún te recuerdo
Camino sintiendo
Los nuestros, constantes latidos.

LIBRE

Ya sé qué necesitaba. Escribir y ser sincera. Callar enferma estés donde estés. Callar inflama y duele en el alma. Bendito Dios por crear la luna, la música, lo suave, lo verde, la alegría, luz, Papantla, vainilla, pluma y papel. Todo está bien, donde quiera que esté cuando escribo soy libre, el clima me abraza con el amor que mi Dios le imprimió y las notas siguen el ritmo de mis manos que marcan con color el papel.
Estoy en Papantla, que importa si rio o sufro por dentro, aquí todo se hace bello. Aquí donde el aire se siente porque me espera cada año para abrazar mi piel con su húmeda y transparente medicina que me despierta y otra vez soy yo la verdadera la que mira las palmeras, el sueño se hace realidad aún que esté lejos pues es sueño al fin y aquí existe, soy yo, no la del espejo, soy yo la que está adentro, real, simple, feliz, amada. Me llevo vainilla prendida en cada sonido. Así tal vez no te olvide y cada que la aspire recuerde de dónde vengo y qué soy libre por siempre libre como el viento de Papantla.
2 enero 2009

SÉ QUE NO ES

Llegarás tú entonces a ser buen recuerdo
O acaso también me arrepiento de ti
Porque lloro y no miento con esos momentos
Si quiero escuchar más miradas
O sentir tal vez más tus palabras
Si luego ya pienso y me entero
Que contigo no tengo razones que me hagan ceder
Y aún así me despierto y presiento
Que otra vez ya no voy a llegar
A fundir tus palabras con estas las mías
Y dejar poco a poco mi miedo morir
Vas a ser ya, sospecho
Como el beso del canto de un ave
O acaso es posible no ser memorable
Es entonces probable que no me arrepienta
Y dejar de privar ya mis sueños que suelen dormir
Para luego mostrar la sonrisa
Y vivir esa fiesta de aquel que sí puede decir
Que tal vez no pasó ya más nada
Pero mira mis ojos, mis labios no extrañan, cuando saben que sí te viví.

Cuanto puedo recordar

Hoy a las once de la mañana será el primer día en que me extrañen y no se si dentro de una semana se acuerden de mi, tampoco se si quiero que lo hagan. Yo los voy a recordar toda mi vida, si ellos pudieran entender... yo quisiera explicarles pero es algo tan dificil que ni siquiera todos los adultos lo pueden entender. ¿sabrán cuanto los quiero? no sé como es posible que un semestre pueda cambiarle a uno la vida, la manera de ver ciertas cosas, entender otras y sentir todo. y quién me va a entender lo que les di y lo que me dieron, solo ellos y yo, ¿solo yo recordaré? el tiempo va pasando, lo sentimos. Hoy a las once de la mañana voy a llorar, voy a llorar toda una semana y toda una vida los voy a extrañar.

ahora duermen, respiran suavemente, mañana es un nuevo día, ¿me van a recordar?