Mandarinas

En el súper ella escogía mandarinas de cáscara rugosa y grotesca. Ana tomó varias, notando que el interior era suave. De pronto en su cavilar toma una muy grande –perdón señor, le devuelvo su cabeza. Y el señor del segundo turno, sin mirarla, continuó acomodando las mandarinas en la caja.

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Nicolás Pérez Arce dijo...

Éste me hizo reír.

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Vainilla con...