La triste mañana del domingo

En el puente del lago una joven bailaba, apenas se podía percibir su silueta con el sol dándole de espaldas. Sus piernas eran largas, sus movimientos graciosos. Danzaba suave y triste. Qué desgracia contemplarla desde este bote, ¿existirá algo que pueda hacerla feliz? Si tan sólo ella lo mirara todo cambiaría. Pero el bote avanzaba al compás del viento y ella baila, ambos se reflejan en el agua, el lago tiene escalofrío. ¡Subir al puente y mirarla de cerca! La solución perfecta. No hay necesidad más básica que esta. Él se levanta, así no pierde tiempo hasta llegar a la orilla. Se detiene el viento, se detiene el agua; ella ha dejado de bailar para mirarlo ¿Por qué sigue avanzando este bote? Al llegar abajo del puente, en la sombra, todo retoma su ritmo. Lento.
La desesperación de conocerla es ahora infinita, no han construído en la historia de la humanidad un puente más largo. Se nubla el cielo. Él la busca. Ya no hay nadie, sólo la gente que corre, todos huyen de la tormenta.
Las gotas perforan rítmicamente esa paz que hay en el lago. Aquí está la orilla, no tiene sentido. Él toma su estuche, guarda los pinceles y desciende del bote. Ahora el puente está vacío, vacío está el lago, vacío el parque. Tal vez mirando por útlima vez aquel lugar, sea posible recuperar el primer segundo de la primera imagen. Llueve sobre el puente, llueve sobre el lago, llueve sobre el parque; también llueve sobre él. Llueve sobre ella que espera pacientemente a sus espaldas, disfrutando el suave ritmo de la primera mañana del primer domingo.

No son sólo recuerdos

Los recuerdos de Doña Estela ahora fluían hacia su mente como agua, sentada ahí en la banca del parque con los ojos cerrados, su rostro apuntando hacia el sol, era visitada por la memoria de aquella voz que a los diecisiete años dispó por primera vez las sombras de su soledad. La vida junto a Carlos pareció correr muy de prisa y ahora pronto llegaría a su final.

Doña Estela encontraba paz en los recuerdos que giraban a su alrededor mientras esperaba pacientemente en la banca. Una mujer pasó a su lado trotando, ella abrió los ojos para verla sonreír, la siguió con la mirada hasta dar vuelta en la esquina "¿Tendría aquella jóven alguien que la quisiera tanto como Carlos la quiso?" No lo creía, el amor que hubo entre Carlos y ella no se repite en la vida. Volvió a cerrar los ojos para pensar en sus años junto a él.

Unos suaves pasos se acercaron por el camino de grava hasta llegar a ella, y Carlos susurró a su oído las palabras que alguna vez ella había escuchado, entonces la espiral de recuerdos se difuminó cuando él la tomó de la mano ayudándola a ponerse de pie para seguir caminando juntos.

Pisando

A veces pienso tanto en planear o no planear mi futuro, en lo que quiero que pase y en cómo, que me pierdo disfrutando o sufriendo cosas aún muy lejanas. Cuando lleguen esos días seguiré mirando hacia otros rumbos si hoy no aprendo que este es el futuro. Todo lo que pensé cuando era niña, todo lo que me intrigaba hace diez años es realidad hoy. Voy a vivir en mi tiempo, aquí estoy. Sé qué quiero, sé qué hago, sé qué vivo, conozco que me siento bien y que a veces me siento terriblemente mal; conozco mis conflictos, lo que me hace sufrir y lo que me hace feliz. Sé lo que soy y que todo esto es hoy.
Vivo mejor mi futuro construyendo el presente, mi mente ahora, aquí. Miro los fundamentos de cada estruendoso paso que doy. Ahora escucharé una a una mis pisadas, disfrutando su efímero segundo en un crujir de arenas, hojas o lluvia; en la hierba y en la roca. Firmeza de mi fundamento cada segundo, en cada lugar
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Días de Enero

Vamos a conocernos despacio
murmullo de sol en invierno
Hay atardeceres que duran un siglo
nuestro amanecer será eterno
Pintando con bruma mi cielo que es tuyo
disuélvanse hojas secas de nuestro pasado.

Lilia y su antigua amada

Y entonces ahí estaba ella. Lilia caminaba hacia el metro como cualquier viernes para ir a cualquier lugar y hacer cualquier cosa que la distrajera. Al doblar la esquina todos los pensamientos se le fueron de la mente, escuchó una voz del pasado, la voz de alguien a quien abandonó después de vivir junto a ella el mejor año de la historia. La podía escuchar pero no la miraba, así que se abrió paso entre la gente, la encontró. El corazón de Lilia se detuvo por un momento al ver que otra mujer, una bella y despeinada la tomaba ahora a ella de la mano. Los recuerdos de aquel año, toda la música, las risas, el esfuerzo por seguir juntas, los viajes; invadieron la mente de Lilia. Le dolía pensar que todo había sido su culpa, que no luchó lo suficiente por lo suyo, que en esa relación ella no había sido la vulnerable. Sólo Lilia podía haber hecho algo para que continuaran juntas y no lo hizo. Las separaron y ahora ya parecía no haber forma de regresar.
Esa mujer que abrazaba a su antiguo amor alzó la vista, hubo un aire de complicidad en la mirada que compartió con Lilia mientras las notas musicales viajaban desde sus manos hasta detenerse. Lilia lanzó unas monedas dentro del estuche vacío "qué hermoso es el sonido de la viola aún cuando no es uno quien desliza el arco sobre sus cuerdas" pensó sonriendo, y la estudiante continuó interpretando sus melodías en la entrada del metro copilco.

Tragedy

For A.
Campaign against idealizing strangers behind windows.


Tragedy is having you near me
Not been able to see you closer
Tragedy is you looking at me
Indifference of the strangers
Tragedy, I lost you before knowing your name
Tragedy the smoothen movements of your back.
That is your tragedy
To turn away from me
Cooling your every glance
Holding somebody else´s hand, tragedy
The glass between us
Will always be there
But it is no tragedy that you can cross it like I once did
Tragedy is you not wanting to.
That was the one day I lost you
This steps will never be there again
No more tragedy. It´s up to you, I won´t be waiting.