No son sólo recuerdos

Los recuerdos de Doña Estela ahora fluían hacia su mente como agua, sentada ahí en la banca del parque con los ojos cerrados, su rostro apuntando hacia el sol, era visitada por la memoria de aquella voz que a los diecisiete años dispó por primera vez las sombras de su soledad. La vida junto a Carlos pareció correr muy de prisa y ahora pronto llegaría a su final.

Doña Estela encontraba paz en los recuerdos que giraban a su alrededor mientras esperaba pacientemente en la banca. Una mujer pasó a su lado trotando, ella abrió los ojos para verla sonreír, la siguió con la mirada hasta dar vuelta en la esquina "¿Tendría aquella jóven alguien que la quisiera tanto como Carlos la quiso?" No lo creía, el amor que hubo entre Carlos y ella no se repite en la vida. Volvió a cerrar los ojos para pensar en sus años junto a él.

Unos suaves pasos se acercaron por el camino de grava hasta llegar a ella, y Carlos susurró a su oído las palabras que alguna vez ella había escuchado, entonces la espiral de recuerdos se difuminó cuando él la tomó de la mano ayudándola a ponerse de pie para seguir caminando juntos.

2 esencias más:

Regoleta dijo...

me gusta la escena... peligrosamente rosa para mí...

Oswaldo Bolo Varela dijo...

A mí me gusta mucho una frase de MARIO BENDETTI, que dice más o menos así: "...uno no puede hacer lo que quiere, pero sí puede no hacer lo que no quiere..."
En fin, esta frase me gustaba mucho porque la creía irrefutable... pero con esto de los recuerdos, con esto de sus recuerdos (pura y de las más tremenda ficción literaria) esa frase queda refutada.

Me gusta la sobriedad con que tratas a tus personajes.

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Vainilla con...