¡Descansa en paz, te digo!

Y qué si mis sueños desfilaran frente a mí, cada uno con una letra en las manos y todos juntos diciendo que espere, proclamando cuánto es necesario que mi alma repose...

Sé dónde están las fuentes del descanso, mi cuerpo aún no ha sabido cómo quedarse a dormir ahí un rato; eso es lo que contesté a cada uno de ellos, pero no pude detener su marcha. Supe entonces que nunca más los volvería a ver si no aprendo a dejar que la paz haga lo suyo, a detenerme y no esforzarme por mostrar lo que en verdad nunca he sido. "Descanso", "reposo" nunca estuvieron en mi diccionario, y por más que escarbo en mi espíritu puedo encontrar definiciones, pero no las mías; será por eso que los músculos de mis brazos tienen tantas bolitas.

En el reposo está la belleza, algo así leí el año pasado y creí haber entendido, pero mis sueños, todavía estaban sentados junto a mí, y no me lo habían explicado. Ahora tengo que dar un paso más para confiar en lo que no veo; tal vez cuando aprenda la sabiduría del descanso me transforme y nunca más regresen mis sueños, pero siendo nueva cumpla otros mejores.