Este dolor necesario

Ahora sí. Para hacer esto es preciso haberse levantado, dejado sin tender la cama, leer la novela, leer los poemas, leer blogs. No quiero escribir sin lavarme los dientes, mirarme a la cara y saber que aquí voy a seguir muchas horas, hasta que me duela y me siga doliendo, porque parir…

Mi cuerpo esta con sueño o tal vez sin él, temblando del desvelo de ayer, hojas alrededor, una flor seca en su tallo produce algo vivo que me dice “es hora de que nos tires a la basura”, pero la tiraré cuando no esté escribiendo, si es que lo recuerdo, y todos los textos me miran esperando que los tome y los lea, están celosos de rayuela ¡Cuando leo quiero escribir y cuando escribo leo, leo lo que no quisiera estar leyendo!

Pero la mañana es a veces traicionera, no se tiene el mismo tiempo y la luz es demasiada, tal vez la noche nos haga dormir en tinta y papeles, por eso cada noche es preciso sacrificar esa cama que hoy no quiero tender, cuando lo haga, el día habrá comenzado. Y qué mejor día que este para salir, este Domingo me hace bien, lo he esperado toda la semana, necesito cantar ya, oxigenación. Y quiero escribir y escribir y no escribo lo que debo porque debo, quiero escribir esto sin respirar, continuar mi obra de teatro, cantar que el tiempo se detenga para que cuando termine, me haya bañado y abra la boca. Y nueve perfectas horas equivalgan a veintisiete minutos aquí, en mi libreto y tal vez en ti.

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MoiZés AZÄÑA dijo...

Ves tu cama tendida, ni una arruga se esconde en ella, el sueño se despierta; pretender un segundo en la cama, es tender una madrugada en ella. La cama es traicionera; el sueño, asesino. Pero qué dulce asesino. Te decía, ves tu cama tendida, regresas a la calle, vuelves a tomar el ómnibus del que viniste, llegas al mismo lugar a donde fuiste temprano. El cansancio se nota en sus manos y en el ritmo de las personas que vuelves a ver, con las horas van cobrando tiempo y vida, la manía de vivir, qué manía de vivir, qué manía de renegar por la vida y aún amarla con todo el odio existente.
Regresa la mañana, de repente, otro sol otro frío (no lo sé), te pones la ropa, te duchas, vistes tu pijama, te levantas y te duermes. Estás en tu cama, arrugándola para después volver a tenderla. Ayer será mañana.

PD: Lo más jodido de leer un libro es no leer otro.

AZAÑA ORTEGA

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